Aunque no tengas cuenta en ningún servicio de Facebook, ni las aplicaciones de Facebook, Instagram o WhatsApp instaladas, es posible que estés enviándole datos a ese gigante tecnológico sin tu consentimiento explícito. ¿Cómo? A través de aplicaciones que se han desarrollado utilizando el Facebook SDK (Software Development Kit, un conjunto de herramientas para agilizar el desarrollo de aplicaciones).
Por ejemplo, desde un dispositivo Android puede enviarse todo lo que sigue a graph.facebook.com:
- Estado de la batería.
- Si el dispositivo ha sido rooteado.
- Si se le debería aplicar GDPR.
- Aplicaciones instaladas con Facebook SDK.
- Fecha y hora.
- Modelo del dispositivo.
- Consentimiento en la aplicación que usa Facebook SDK (que puede no informarte a tí como usuario de que está envíando datos a Facebook).
Quizás te plantees: ¿por qué no recibimos esa información de forma clara cuando instalamos una aplicación? La respuesta es que hasta ahora nadie ha movido ficha al respecto: se han ido aprovechando del oscurantismo del código de las aplicaciones para crear su imperio de venta de datos tanto de usuarios como de perfiles oscuros.
La iniciativa de Apple para sus dispositivos móviles con iOS, que próximamente será seguida también por Google para Android, obligará a mostrar de forma clara qué información recopilan las aplicaciones, por lo que es de esperar que próximamente los usuarios medios podrán ser conscientes de qué información están enviando… Y desde Facebook están haciendo una campaña lamentable contra estas mejoras para los usuarios porque para ellos es una pesadilla. Están «esgrimiendo» que la pérdida de su ecosistema de venta de audiencias gracias a la recopilación masiva (y falta de ética) hará daño a las pequeñas empresas que se anuncian gracias a ellos.
Voy a ser muy directa: quien decida seguir usando los servicios de Facebook habiendo aceptado sus términos y condiciones sabiendo todo lo que sabemos, está en su derecho. Es su decición y no la comparto, pero la respeto. Sin embargo, ¿qué hay de los que no hemos aceptado esos términos en ningún momento? ¿Por qué comercian con nuestros datos sin autorización unívoca, tal como establecen las leyes europeas? Evidentemente la transparencia no solo es lo éticamente correcto, sino además lo legal, siendo definitivamente un paso en la dirección correcta.
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