El "veganismo tecnológico"

Un paralelismo interesante señalado por Nolan Lawson.

Un artículo de Nolan Lawson me dio qué pensar sobre la postura de los que abogamos por el uso del software libre y el código abierto. El término de “veganos tecnológicos” me pareció divertido, y su razonamiento bastante acertado.

Hace tiempo que pasé a “buscar soluciones de compromiso”. Admiro enormemente a Stallman por llevar el estilo de vida que lleva, pero para muchos desarrolladores es simplemente insostenible si queremos mantener nuestros puestos de trabajo, de ahí que debamos optar por posiciones intermedias.

  • En la oficina en la que trabajo estás obligado a utilizar por los nuevos certificados de seguridad de la red. Por supuesto van con todo el paquete Office de Microsoft, Visual Studio y software legado con más de 20 años que obviamente sólo corre en Windows. Cedo en el sistema operativo, pero instalé VSCodium en vez del correctamente certificado Microsoft VSCode (ahí puse nerviosos a los de seguridad), y aún me miran como un bicho raro por instalarme LibreOffice, pese a que no he encontrado quien me niegue que la usabilidad de la interfaz de Office desde el 2007 es nefasta, sigo siendo mucho más productiva con la interfaz con todos los iconos en lugar de las horribles cintas.
  • Los sistemas de tokens para verificaciones de seguridad van con Android o iOS. Intenté montarme una imagen de Android en una máquina virtual en el PC para tenerlo todo en el PC, pero mal rollo con seguridad de nuevo. Al final encontramos un punto intermedio: una aplicación de tokens OpenSource compatible de RSA.
  • Debo usar una red social mayoritaria para “tener presencia activa”, y por supuesto ha de ser una privativa. No tengo, he tenido, y pretendo no tener jamás una cuenta de Facebook. Cedo usando Twitter a través de aplicaciones de terceras partes, porque me parece más honesta: la palabra privado no existe en su vocabulario y nunca han intentado ocultarlo. Así que con que el webhook de mi blog personal autopublique en Twitter, y con revisar las menciones una vez al mes (lo que me lleva 10 minutos), me basta. Sin embargo, mi actividad de social media real sigue siendo en Mastodon.
  • A la hora de usar aplicaciones de mensajería, me niego a usar WhatsApp. Originalmente me parecía lamentable, y luego pasó a ser de Facebook, lo que la hace aún más nefasta. Telegram es una opción intermedia, con un cliente de código abierto, más estable y aún no ha tenido escándalos de privacidad. No es ideal porque el back es privativo, pero es un punto de acuerdo. Eso no quita que Riot.im me parezca la opción superior, especialmente como alternativa a Slack, pero no es para todo el mundo, al menos no aún.

¿Intento seguir usando sistemas alternativos en la parte personal de mi vida? Por supuesto. ¿Los recomiendo a los demás? También en la medida de lo posible, pero siempre de forma racional: si nunca has tenido que pelearte con un sistema operativo no te voy a recomendar que instales un derivado de Arch, te sugeriré uno de Ubuntu que tiene menor curva de entrada. También soy consciente de que es prácticamente imposible conseguir que un arquitecto se pase a Linux porque necesita AutoCAD por convenio, o un diseñador que deberá usar Photoshop de Adobe por cuestiones contractuales, pero podemos ir dándoles información para algunas pequeñas decisiones que repercutan en positivamente en su privacidad y bienestar.

En esta época en que la privacidad está resultando el mayor valor obtener, incluso algunas empresas están considerando deshacer sus migraciones al cloud de una tercera parte en favor de algo que controlen ellos. Otro logro reciente es el de las aplicaciones web progresivas (que no Apps) con las que se está consiguiendo que muchos sistemas funcionen por fin en cualquier plataforma, por lo que las pérdidas de acceso a servicios importantes son cada vez menores. Podemos quejarnos infinitamente de la cantidad de recursos consumido y el mal rendimiento de Electron, pero la realidad es que gracias a él tenemos aplicaciones de escritorio de muchos sistemas que por fin corren sin muchos problemas en Windows, OSX y Linux.

Sin más, os traduzco el artículo para quienes no seáis capaces de seguirlo en inglés.

Hace un año escribí un post en mi blog sobre como es vivir con un teléfono de código abierto. Un usuario que comentó en Reddit describió esto como “veganismo tecnológico,” y pensé que esa era una metáfora genial.

Durante los últimos años he navegado en muchos círculos de ese “veganismo tecnológico” (principalmente gracias a Mastodon), así que ahora tengo una buena definición para ello:

  • la preferencia el software de código abierto por encima del software propietario

  • sospechas sobre las grandes compañías tecnológicas

  • un alto estándar de privacidad y seguridad

El paralelismo con el veganismo es uno bueno por varias razones. Primero, muchos encuentran a los veganos molestos. “¿Qué, crees que eres mejor que yo?” Es mucho más sencillo comer productos animales si no piensas de dónde provienen, y los veganos son un recuerdo incómodo de los desagradables orígenes de la comida. Además, nunca es agradable pensar en que alguien podría estar juzgándote en silencio por tus decisiones personales de estilo de vida.

Ahora imagínate a alguien diciéndote que no usa Google, Facebook, etc. “¿Qué, crees que eres mejor que yo?”.

Segundo, la gente no suele elegir el veganismo tecnológico porque posea una experiencia de usuario mejor. Incluso aunque algunos veganos juren que su hamburguesa de judías negras está tan buena como una de carne de Angus, los honestos reconocerán que es más cuestión de principios que de paladar.

De forma similar, hay veganos tecnoógicos de sobra que dirán que OpenStreetMap es un reemplazo estupendo de Google Maps, o que DuckDuckGo proporciona mejores resultados de búsqueda que Google. Pero si son honestos con ellos mismos, admitirán que les motivan más sus principios que la calidad o conveniencia.

Tercero, el veganismo tecnológico es una buena manera de alienar a la gente. Habla de él lo suficiente, y se te acusará de ser obstinado, negativo, cínico, etcétera. ¿No puedes comerte una hamburguesa y disfrutarla como una persona normal? ¿Por qué debes sacar todo el tiempo el tema de las fábricas, y arruinarme el almuerzo? De forma similar: ¿por qué no puedes usar Google como cualquier persona normal? ¿Por qué tienes que seguir sin parar con LibreOffice y OpenBSD?

El veganismo tecnológico puede incluso llegar a costarte amistades. De la misma manera que tener un vegano en el grupo reduce severamente las opciones a la hora de elegir restaurantes, ser el vegano tecnológico en tu grupo de amigos puede reducir las opciones de aplicaciones de comunicación. Claro, puedes pedirles que usen Signal. O el email. Pero lo más probable es que el chat de grupo suceda son tí, y no recibirás ninguna invitación por Facebook.

Cuarto, en algunos casos el veganismo tecnológico es difícil si no prácticamente imposible. Si alguna vez has intentado hacerte vegano, descubrirás que es una batalla constante de lectura de listas de ingredientes a la búsqueda de la leche, huevo o pescado ocultos (sorprendente algunas marcas de kimchi o azúcar o no lo son). Y cuando viajas a un país extranjero, podrías acabar sobreviviendo a base de pan y agua, o abandonando y tomándote un croque-monsieur.

De forma similar, es casi imposible evitar el software propietario o los gigantes tecnológicos. Considera esta charla de FOSDEM, donde la directora ejecutiva de la Software Freedom Conservancy admite tener software propietario embebido en su cuerpo, porque era la única opción para un desfibrilador. ¡Es una defensora del software libre, y a pese a sus mejores esfuerzos, es una cyborg de código cerrado!

Intenta evitar a Google o Amazon y te encontrarás en un caso similar. Hay una serie estupenda de artículos de Kashmir Hill donde muestra que es prácticamente imposible dejar a los gigantes tecnológicos por cómo están enredados en cualquier App, sitio web, o petición de red. Es más fácil encontrar un plato vegano en una barbacoa brasileña que eliminar a las grandes tecnológicas de tu dieta de Internet.

Otra similitud: al igual que hay más vegetarianos en la India, el veganismo tecnológico puede ser sorprendente específico de determinadas regiones. En particular, los Europeos tienen más razones que los Americanos para abrazarlo, porque los gigantes tecnológicos no-Chinos – Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft, la temida GAFAM – son todos Americanos.

La dominación de las plataformas tecnológicas Americanas en Europe, y específicamente todos los datos de ciudadanos Europeos que se van hasta Sillicon Valley, puede ser un problema dela soberanía nacional. De ahí que Francia haya optado por un proyecto basado en la solicón de código abierto Matrix para las comunicaciones dentro del gobierno, u organizaciones como Framasoft se vean a sí mismas como aldeas como la de Astérix resistiendo a los invasores extranjeros.

Un lugar donde la metáfora del veganismo funciona es en que, si casi cualquiera podría ser un vegano, el veganismo tecnológico es prácticamente imposible para aquellos que no son lo suficientemente expertos o suficientemente privilegiados para aprender los métodos para evitar a las GAFAM del mundo. Montar un portátil con Ubuntu, un teléfono móvil con LineageOS, una cuenta de Fastmail, y conectarlo todo junto para poder recibir las notificaciones de calendario no es una tarea fácil. Probablemente tengas que ensuciarte las manos con la consola de comandos.

He descubierto que hay una cierta actitud de “dejadles comer tarta” entre los veganos tecnológicos, porque a veces olvidan la dificultad de todo esto (“dejadles usar Linux” podría ser un estribillo adecuado). Después de todo, si ellos lo han conseguido, ¿por que no puedes tú? ¿No todo el mundo tiene un graduado en Ingeniería Informática y seis años de experiencia como administrador de sistemas?

Para ser vegano, solo debes dejar de comer productos animales. Para ser un vegano tecnológico, tienes que unirte a una guardia de élite de magos tecnológicos y convertirte en un maestro de sus artes secretas. E incluso entonces, probablemente te comas a escondidas algún pedazo de Google o Apple de vez en cuando.

Así que, ¿dónde queda el veganismo tecnológico? Bueno, en el futuro cercano, probablemente siga siendo una provincia para los frikis y especialistas dadas las dificultades que acabo de describir. Irónicamente, esto significa que trabajadores tecnológicos construirán productos que otros trabajadores tecnológicos se niegan a usar (imaginaos que el veganismo solo fuese practicado por empleados de las compañías que producen carne.)

Sospecho que el veganismo tecnológico empezará a tener un cambio, si no lo está teniendo ya. Creo que el foco está dejando de ser de código abierto contra código cerrado (la batalla de la década pasada) para ser una de cuestión de bienestar tecnológico, especialmente de cara a la privacidad, adicción y seguridad. De esta manera, es menos de cambiar de Windows a Linux y más de Android a iOS, o de Facebook a canales más privados como Discord y WhatsApp.

La Generación Z ha crecido con smartphones y tiendas de apps como un hecho inevitable toda su vida. ¿A alguien menos de 21 años le importa si el código de su teléfono es abierto, y al estilo de Stallman, bucearán en un fichero de Objective-C para cambiar algo? Probablemente no muchos. ¿A alguien e esa franja demográfica le importa si su teléfono impacta en sus niveles de ansiedad, la calidad de su tiempo con familia y amigos, o su seguridad frente a situaciones de acoso y abuso? Probablemente a muchos más.

En mi opinión, este cambio es bueno. No deberías tener que entrar un orden de clérigos tecnológicos de élite para conservar tu privacidad, salud, y seguridad online. El veganismo tecnológico debería ser tan fácil como el veganismo normal: deberías ser una opción en el menú. Eso no significa que no se vayan a tener los mismos problemas que con el veganismo normal, pero al menos se habrá democratizado.

– Nolan Lawson