28 de enero de 1914, la jefatura de policía recibe un telegrama informando acerca del asesinato de una mujer en Gastona, al sur de la provincia de Tucumán, cercano a Yucumanita de acuerdo al diario El Orden. La policía de Medinas fue la primera en llegar al lugar luego que el hijo de Teresa Carreras, Pedro Carreras, le dijera a su amigo Guillermo Vides que se trasladara hasta esa localidad para dar aviso a la policía de que acababa de encontrar a su madre degollada.
El oficial Liborio Peralta fue encargado para salir, llegando al día siguiente al paraje. Tomando las precauciones del caso se anotó la declaración de Pedro Carreras respecto al descubrimiento del suceso. Él retornaba de Yucumanita cuando al pasar por el río de mismo nombre y como a unos 250 metros del pueblo, su caballo se espantó al observar un bulto que asomaba entre los pastizales. Al acercarse pensando en la posibilidad que pudiera ser un animal muerto, se dio con un cadáver humano con el rostro tapado, al descubrirlo se dio con que era su madre que había sido degollada.
Las sospechas pronto recayeron sobre él, ya que de acuerdo a El Orden la mujer tenía en Gastona “uno o dos terrenos de su propiedad, gozando por consiguiente de algunas comodidades. Teresa Carreras era argentina, como de 45 o 50 años de edad, soltera, con mediana instrucción y con domicilio en Gastona, muy cerca de Yucumanita.” En estos primeros momentos, varias circunstancias casuales hicieron creer tanto a la policía como a la opinión pública que Pedro había asesinado brutalmente a su madre para hacerse con los terrenos que poseía. El cadáver de Teresa Carreras fue sometido a una autopsia notándose una herida de arma blanca en la boca, severas contusiones en el cuerpo y un degüello horroroso en el cual la cabeza se sujetaba del cuerpo por una “tira de carne”. Las investigaciones dieron cuenta que el cuerpo no había sido asesinado en ese lugar, sino que había sido arrastrado hasta ser depositado donde fue encontrado.
Dentro de una desorientación general transcurrieron los meses de la investigación con Pedro Carreras como principal sospechoso. Esto fue así hasta Abril de ese mismo año, cuando se dio a conocer que un vecino de Los Vega había realizado una denuncia en la comisaría de Concepción. Allí comentó que el día 28 de enero dos sujetos de malos antecedentes se habían apersonado en él. La policía se dirigió al lugar para enterarse que luego habían asistido a la casa de otro vecino para luego salir rumbo a Yucumanita. Estas dos personas eran los temibles asesinos Dionisio Roldán y Fidel Pérez.
Una vez en Yucumanita, siempre siguiendo la crónica que anuncia El Orden, pararon en la casa del vecino Elías Ance, lugar donde vivía Teresa Carreras. Pérez y Roldán compraron naranjas y fueron invitados a tomar unos mates. De allí partieron hacia el río donde se cruzaron con Teresa que se encontraba bañándose…los detalles del crimen no son dados en el momento ya que se encontraban en secreto de sumario. En noviembre de ese año se daría a conocer que el asesinato fue por simple instinto de encontrar a Carreras sola e indefensa en el río Yucumanita. Roldán y Pérez se dieron a la fuga, perdiéndose en la provincia durante los meses siguientes por distintas estrategias empleadas para continuar en calidad de prófugos.
La crónica sobre el esclarecimiento del crimen de Teresa Carreras es publicada por la detención de Roldán a la salida de un carnaval en el barrio de Villa Luján en San Miguel de Tucumán. Allí el asesino comentó con detalles como habían perpetrado el hecho, pero de Fidel Pérez (a) “El porteño”, oriundo de Trejo, ni palabras o rastros…recién sería detenido luego de un recio tiroteo en El Talar, jurisdicción de Alderetes, en noviembre de ese mismo año. Curiosamente, Pérez fue detenido el oficial Pedro Bracamonte, que como vimos en fotos anteriormente participó en la detención de los autores del asesinato del español Andrés Martínez López en Aguilares en 1916. Las figuras de Dionisio Roldán y Fidel Pérez ya contaban con un prontuario importante para ese entonces que el horroroso crimen de Gastona los hizo resaltar, a partir de ahora serían asesinos peligrosos y perversos del mundo criminal tucumano.
FUENTES: Archivo Histórico de la Provincia de Tucumán, Hemeroteca, Diario El Orden, 9 de abril de 1914 y 24 de noviembre de 1914
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